El aire que respiramos hoy día está inundado por diversos contaminantes, siendo en nuestro país los más problemáticos los óxidos nitrosos (NOx), las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5 , partículas menores de 10 o 2,5 µm, respectivamente), el ozono troposférico (O3) y el dióxido de azufre (SO2). En diversas áreas metropolitanas, como la de la ciudad de Madrid, en los últimos años se vienen superando los valores límite de protección a la salud humana fijados por la legislación europea –o bien los valores recomendados por la OMS (más estrictos)– para alguno de dichos contaminantes. Esto tiene graves consecuencias para nuestra salud puesto que la contaminación atmosférica incide en la aparición y agravamiento de enfermedades respiratorias, así como otras asociadas, como las vasculares y cánceres. La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) considera a la contaminación del aire como el riesgo más grande para la salud en Europa.
Ante semejante problemática, ¿por qué medir “sólo” las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), como propone MadAIRE? Aquí algunas claves para entenderlo:
–Las PM son muy dañinas para la salud, tanto más, cuanto más pequeño es su tamaño puesto que pueden penetrar hasta el torrente sanguíneo. Por tanto, es relevante tener información acerca de estos contaminantes: están constituidos por diferentes sustancias cancerígenas, y un estudio muy reciente realizado en 16 ciudades españolas estima que el número de muertes asociadas a las PM en un periodo de 10 años (2000-2009) ha sido de 38.897 fallecimientos y que el 90% de la mortalidad atribuible a las PM se produce a niveles menores de los recomendados por la OMS.
-En la Comunidad de Madrid y según los datos recogidos por las administraciones públicas, en 2017 los niveles de partículas PM 10 y PM 2,5 superaron las medias diarias y/o anuales recomendadas por la OMS en la mayor parte de las estaciones que han medido estos contaminantes.
–Medir las PM con dispositivos portátiles es algo factible: hay sensores comercializados cuya fiablidad ha sido comparada y comprobada, que pueden ser utilizados tras un breve entrenamiento por personas de a pie. Existen sensores para medir otros tipos de contaminantes (como los dispositivos que captan NOx), pero de momento no están tan preparados para ser utilizados de forma portátil como los que pretendemos utilizar en MadAIRE.
La metodología propuesta, por tanto, permite obtener medidas fiables conseguidas a través de un trabajo colectivo en grupo, siendo la información obtenida (al ser una medición física) fácilmente interpretable, cumpliendo con uno de los objetivos más importantes de la ciencia ciudadana: involucrar a las personas del barrio en un proyecto científico y conseguir que se asimilen métodos y conclusiones.
Por otro lado se podría pensar que ya hay medidores de contaminantes en la ciudad de Madrid, ¿no? ¿Por qué hacerlo en un vecindario concreto como Arganzuela?
Efectivamente, hay sensores del Ayuntamiento de Madrid distribuidos en diferentes puntos, pero lo que pretendemos hacer aquí es obtener medidas a una escala más fina, la del barrio, para lo cual no hay medidas directas de estos contaminantes. Esto puede ayudar a obtener un mapa de calidad del aire, usando como indicador las PM, y saber qué rutas son más saludables en nuestros trayectos más cotidianos.